Argentina, y Buenos Aires, su gran capital, preservan íntegras las 2 ánimas que dividen el país prácticamente desde su fundación, hace doscientos años. Está el lado embrollado, convulso, en eterna crisis y desde hace cuarenta años, desde los muy duros setenta, en clara decadencia económica y social, con índices de pobreza inconcebibles hace cincuenta años en la rica Argentina. Y por otra parte está la Buenos Aires de los artistas, del Teatro Colón, del Centro Cultural Kirchner, del Malba, la Fundación Proa, de las tres mil obras teatrales que se estrenan todos los años en una urbe con una agenda cultural inabarcable. Es la Buenos Aires cosmopolita, compleja, por la que pasan todo género de artistas internacionales, exactamente la misma que termina de escoger Al Pacino para desarrollar su espectáculo más íntimo en el Teatro Colón. Esa Buenos Aires deliciosa, con músicos excelentes, se rinde este año de manera especial a Astor Piazzolla, uno de sus representantes más auténticos.
La música de Piazzolla, fallecido en mil novecientos noventa y dos y que ahora tendría noventa y cinco años, invade Buenos Aires estos días con un particular homenaje: la Experiencia Piazzolla, en la Urbe Cultural Kónex, que a lo largo de 6 días lleva a Buenos Aires a músicos maravillados por el creador de Adiós nonino.
El martes fue el primer concierto con 2 grandes protagonistas: Jairo y Julia Zenko, que han recorrido el planeta cantando la música del argentino, aparte del Quinteto Astor Piazzolla. “Recuerdo cuando íbamos a verlo a París, a su departamento en la Ille de Sant Louis, y estaba allá, fornido, tocando con su piano que tenía en el balcón, siempre y en toda circunstancia componiendo”, contaba Jairo.
La vida de Piazzola, como la de Cortázar, o bien Borges, es una muestra de ese cosmopolitismo de los grandes artistas y también intelectuales argentinos. Vivió su niñez en la ciudad de Nueva York, volvió a Buenos Aires ya como bandoneonista, tocó con Gardel –se libró de ir a la vira en la que el vocalista se mató con su equipo por el hecho de que su padre lo veía demasiado joven a sus catorce años- después con Troilo, ensayó y también renovó con el tango, y fue muy criticado por los puristas. Mas triunfó y terminó viviendo en la ciudad de París, con un éxito internacional incontenible. “París era la meca de todos y cada uno de los artistas argentinos, menos Borges, que afirmaba que no, mas Borges afirmaba a muchas cosas que no, ¿cierto??”, se reía Jairo con el público.
Y no obstante, como todos y cada uno de los grandes argentinos, Piazzolla viajó por todos lados mas terminó en la capital sobre el Río de la Plata. “Siempre se vuelve a Buenos Aires”, remataba Jairo mientras que cantaba “María de Buenos Aires”. Exactamente este año, por vez primera, el Teatro Colón ha estrenado la ópera del mismo nombre que escribió el músico con el versista Horacio Ferrer.
Piazzolla recibió muchas críticas de sus contemporáneos, que le acusaban de desnaturalizar las clases de tango al entremezclarlo con jazz y música tradicional, mas ahora, prácticamente veinticinco años tras su muerte, semeja más incontrovertible que jamás. A esta semana en el Konex asisten artistas como el brasileiro Hermeto Pascoal, que toca el jueves, Pedro Aznar, Néstor Marconi, Raúl Lavié, Susana Rinaldi. Mas asimismo hay espectáculos de danza con Ana María Stekelman, exposiciones, experiencias sensoriales nuevas con una mezcla de música y nuevas tecnologías.
“Piazzolla es uno de los artistas más creativos de todos y cada uno de los tiempos. Su música es algo espiritual”, cuenta Pascoal. “Fue muy criticado. Revolucionó la escuela de tango viejo y el pueblo se amedrentó. Mas mostró a todos el camino. Ahora es inmortal”, se conmueve Pascoal mientras que se toca el cuerpo para explicar que Piazzolla entra por la piel.
En primera fila estaban 4 generaciones de Piazzolla, con la viuda, el hijo, el nieto y el bisnieto. Pipi Piazzolla, el nieto, asimismo músico y protagonista del festival con su conjunto Escalandrum, piensa que la música de su abuelo “está de tendencia en todo el mundo” pues es tan abierta que deja entremezclar lo tradicional con apuestas más modernas. Piazzolla fue un renovador, y su música se prosigue reinventando. Como Argentina y Buenos Aires, la urbe que amaba.